Los jugadores de Rugby de Uruguay estuvieron a 3600 msnm por un lapso de 72 días.
Los niños de Tailandia estuvieron atrapados en una cueva bajo el agua más de 12 días.
Todos estos estuvieron expuestos al frío, a la incomodidad, al hambre, a la incertidumbre. Y a nosotros se nos pide que estemos encerrados en la comodidad de nuestra casa con todo lo que está nos brinda, luz, comida, familia, agua, Internet etc etc, y renegamos, y no hacemos conciencia por nosotros por nuestra familia por nuestro prójimo... QUÉDATE EN CASA. Ya vendrán tiempos mejores y esto pasará. Fortaleza. Mientras tanto, te comparto un cuento para niños sobre el Corona virus. Lo encontré en Facebook de manera anónima y lo comparto para que se lo lean a sus hijos pequeños.
Cuento para niños del Coronavirus
Había una vez un planeta llamado Tierra. Sus habitante (los humanos), se habían olvidado de sus orígenes. Nacieron seres de luz y amor pero la ambición y el poder los fue convirtiendo en seres egoísta, sin empatía, sin respeto y sin solidaridad. Un día un virus los bañó y el miedo a la muerte empañó el aire. Entendieron que no sirven las fronteras, el poder, que el dinero no es esencial sin vida. Comenzaron a mirar a su alrededor, encontraron los ojos de la felicidad. Se dieron cuenta que una enfermera, un médico o un científico son más importante que un político o un futbolista, que un hospital es más necesario que un estadio y que el amor es más indispensable y potente que un misil. Se apagaron las luces y descubrieron las miradas de quienes los rodeaban. Valoraron los besos y abrazos y valoraron la vida. Habían invertido la escala de valores. Ahora se daban cuenta que lo primero es la vida, la empatía y el amor a sus iguales. Comenzaron a estimar a sus semejantes más que a si mismos porque sus vidas dependía del otro. No importaba las raza, la religión o ideología, todos eran iguales y tenían un único fin: VIVIR. Ojalá esas gotitas de saliva y eso mocos dispersos en el aire nos haga más humanos y aprendamos la lección. CUÍDENSE MUCHO y hagamos que éste cuento tenga un final feliz.
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