Alfredo Zitarrosa, uno de los máximos exponentes de la música folklórica latinoamericana, nació el 10 de marzo de 1936 en Montevideo, Uruguay. Su vida, marcada por el arte, la militancia y el exilio, lo convirtió en un símbolo cultural y político de América Latina. Con una voz grave y profunda, Zitarrosa dejó un legado imborrable en la música y la literatura.
Infancia y adopción: Los inicios de Alfredo Zitarrosa
Alfredo Zitarrosa fue registrado al nacer como Alfredo Iribarne, hijo de Jesusa Blanca Nieves Iribarne, una joven madre de 19 años sin recursos económicos. Ante las dificultades, fue adoptado por Doraicella Carbajal y Carlos Durán, aunque mantuvo un vínculo cercano con su madre biológica. Durante su adolescencia, se mudó con su madre y su padrastro, Nicolás Zitarrosa, adoptando así el apellido que lo haría famoso.
Primeros pasos en el arte y la música
Desde joven, Zitarrosa demostró una gran versatilidad, desempeñándose como vendedor, mueblero, imprentero, oficinista y locutor. Esta última labor le permitió desarrollar su talento como orador y guionista. En 1954, comenzó a publicar notas en el prestigioso diario Marcha, donde también dio a conocer sus primeras poesías y canciones.
Debut y consagración como cantautor
En 1964, durante un viaje por Sudamérica, Zitarrosa debutó como cantante en Perú, gracias a su amigo César Durand, quien le brindó minutos de aire radial. Este hecho marcó el inicio de una gira que lo llevó por Perú, Bolivia, Uruguay y Argentina, culminando en el tradicional Festival de Cosquín. Su voz grave y su estilo único lo convirtieron en un referente de la izquierda folklórica latinoamericana.
Exilio y regreso: La lucha política de Zitarrosa
Su militancia en el Frente Amplio de Uruguay y su postura política lo llevaron al exilio durante las dictaduras latinoamericanas. Vivió en Argentina, España y México, alejado de su público por casi 10 años. Tras la Guerra de las Malvinas, regresó a los escenarios del Río de la Plata, llenando estadios y recuperando su lugar en los medios.
El emocionante regreso a Uruguay
En marzo de 1984, Zitarrosa pudo volver a Uruguay, donde fue recibido como un héroe. Este momento, que él describió como el más emocionante de su vida, marcó el reencuentro con su tierra y su gente. Sin embargo, su vida fue truncada el 17 de enero de 1989, cuando falleció a causa de una hemorragia mesentérica que derivó en peritonitis.
Legado de Alfredo Zitarrosa
Hoy, Alfredo Zitarrosa sería recordado como un ícono de la música y la cultura uruguaya. Su obra, que combina poesía, música y compromiso social, sigue inspirando a nuevas generaciones. A sus 89 años, su voz grave y sus letras profundas permanecen vivas en el corazón de América Latina.
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