Estimado Sr.
Diego Polenta
Capitán del Primer Equipo
Club Nacional de Football
Usted tiene la dicha, que lamentablemente no tuvimos ninguno de nosotros, de portar en su brazo izquierdo la cinta de capitán de nuestro club, con todo lo que ello significa.
Esa cinta la supo llevar el “Indio” Abdón Porte, el “primer Mariscal” Alfredo Foglino, Miguel Nébel, el “Mariscal” José Nasazzi, el “Tano” Porta, Ricardo “Corazón de León” Faccio, el “Peta” Ubiña, Víctor Espárrago, Hugo de León, y tantos más, que han sabido hacer de nuestra institución, no solo la más grande del Uruguay, sino, y sin temor a equivocarnos, la más grande del mundo entero.
El capitán, del latín “capitanus” o “jefe”, debe ser un líder, y por ende, dirigir, respaldar, apoyar y “sacar la cara” por y para sus compañeros, pero también defender la gloriosa camiseta alba contra todo y contra todos, como lo haríamos cada uno de nosotros si nos tocase ese hermoso desafío.
Usted es el capitán del decano del fútbol uruguayo y del primer club criollo de América. Del equipo que tuvo al primer "hincha", Don Prudencio Miguel Reyes, quien inmortalizó el término a nivel mundial, y de la institución que tuvo al hincha más fiel que el mundo haya conocido jamás, el gran “Indio” Abdón Porte, quien supo dejar su vida por los colores que usted defiende.
Sepa que lleva la cinta de capitán del club que representó a Uruguay en su primer triunfo internacional, aquel lejano e inolvidable 13 de setiembre de 1903, “cuando los albicelestes vieron quien era el rival”. Del club cuyo dirigente, Don Atilio Narancio, permitió mediante la hipoteca de sus bienes que la celeste compitiera y ganara la medalla olímpica de 1924, oportunidad en la que dimos forma a la “vuelta olímpica”, que se acuñó para siempre como forma de saludo y respeto a los campeones.
La institución que usted defiende y representa tuvo dirigentes como Don Roberto Espil y Don Rodolfo Usera Bermúdez, de los cuales surgió la idea y organización del 1er. campeonato mundial de selecciones, Uruguay 1930, hito que marcara definitivamente un mojón en el fútbol mundial.
Usted lleva esa cinta “sagrada” como capitán actual de un club que ha ganado 46 Campeonatos Uruguayos, además de 86 títulos locales y 22 títulos internacionales, llegando a la cifra de 154 títulos oficiales, record absoluto a nivel mundial.
Usted comanda a un grupo de jugadores que visten gallardamente la casaca que con otros hombres ha logrado 30 remontadas clásicas, la mayor goleada clásica de la historia (6 a 0), y el orgullo y la hombría de sostener una final clásica con 9 hombres contra 11 por el campeonato uruguayo durante 80 minutos, logrando ese título de forma inigualable.
Usted capitanea a un equipo que supo estar 72 años arriba en el historial clásico, con la mayor diferencia de clásicos a favor (24), la mayor racha de clásicos sin perder (16), la mayor racha de clásicos ganados (10), y el único clásico remontado íntegramente es los descuentos (9/11/2014), con el gol del “Chino”, sin dudas el más gritado en la historia clásica.
Usted viste como líder, la insignia que supo defender un jugador considerado como el mejor del mundo en su época, Héctor Scarone, y el mejor jugador uruguayo de todos los tiempos, como sin duda lo es y será el “Lucho” Suárez, a quien sin duda valoraremos más aun con el paso del tiempo.
La camiseta que usted lleva como capitán, la vistieron los héroes de “la noche de las camisetas ensangrentadas”, correspondiente al torneo nocturno rioplatense de 1938, partido en el cual el capitán Ricardo Faccio arengó con la frase “pase lo que pase, ganaremos este partido por el honor nuestro, de Nacional, de nuestro país, y de nuestra familia”, el resultado de dicha “batalla” no podría ser otro que la victoria.
Usted tiene la dicha de entrar con el brazalete de capitán a nuestro templo "el Parque", bastión que utilizamos desde 1901, donde supo estar la “Quinta de la Paraguaya”, lugar donde se proclamó Don José Gervasio Artigas como “Jefe de todos los Orientales”.
Usted pisa como líder de nuestro club el césped del estadio en pie más antiguo fuera de las islas británicas, donde surgió la palabra hincha, donde se suicidó Abdón, donde se dio la primer vuelta olímpica en nuestro país, donde se jugó el partido inaugural del primer mundial, donde gozamos y sufrimos cada fin de semana, siempre con hidalguía, con enjundia y con la frente en alto.
El club al que usted se le da la responsabilidad de capitanear en cancha, siempre ha aportado sus jugadores a las selecciones nacionales, siendo el club con más jugadores cedidos, presente en todas las conquistas celestes, y en las 4 estrellas del escudo de la AUF, record inigualado a nivel mundial.
Pero por sobre todas las cosas, usted, cada vez que sale a la cancha con la responsabilidad de capitanear al Club Nacional de Football lleva consigo el corazón y el alma de todo un pueblo que lo respalda. Ese pueblo que en 1980 gestó el “segundo éxodo del pueblo oriental”, y que hace pocos años hizo posible contar con la más grande y hermosa bandera del mundo.
Abdón lo ayuda a despejar, Prudencio lo alienta, y cada uno de nosotros lo “empujamos” a irse arriba cuando vemos que el equipo necesita esa guapeza que lo caracteriza.
Estimado Diego Polenta, usted es el capitán del Club Nacional de Football, pero también es mi capitán, nuestro capitán, el capitán de más de medio país.
Que todo lo escrito no le pese, usted ha demostrado estar a la altura de los acontecimientos, siga por esa senda, el capitanato no solo lo merece, sino que lo ha honrado y de seguro lo seguirá haciendo, ojala que por muchas temporadas más.
Pero si le toca irse, sepa que esta, nuestra casa, también es la suya, y tendrá siempre las puertas abiertas.
Salud, Señor Capitán del Padre de la Gloria...